Siempre
he defendido que en fotografía lo más importante es el ojo frente a la cámara, la
retina frente a las lentes, o el cerebro frente a un cuerpo de 5000€, ya que la
educación no se compra, se adquiere con el tiempo.
En
ocasiones una buena imagen no hay que buscarla, simplemente te la encuentras al
realizar una actividad que no tiene nada que ver con el mero hecho fotográfico.
Así, trabajando, y sobre todo teniendo la mente abierta, observas momentos que
merece la pena guardar en el recuerdo.
No es tanto el guardar para buscar una
recompensa económica en una exposición o en una web, lo más importante es ir llenando tu disco
duro (ese que tienes bajo tu cráneo) de
información.
Pretender
hacer la mejor fotografía e intentar competir con otros, que en definitiva
hacen lo mismo que uno, no vale la pena. No se trata de ver “quien la tiene más
grande” o quien muestra más imágenes o se cuelga más medallas, lo esencial es
saber ver.
Una
imagen realizada con un teléfono de gama media, como es esta, es suficiente
para entender lo que expongo.
Por
otro lado, tampoco es primordial llenar la memoria de tu ordenador con
infinidad de fotografías que ya has absorbido, si estás acostumbrado a observar,
no es imprescindible, pues tu cerebro todo lo guarda y selecciona.
Composición,
encuadre, color o concepto, no se aprende de la noche a la mañana, aspecto que
noto por ahí a menudo. Recibir una educación en la que el arte, cine o
fotografía, ha estado muy presente, es un extra para enfrentarse a todo esto. Sumando
el haber trabajado con fotografía analógica, cuando hacer una captura era
realmente costoso.
Al
final, lo esencial no es la fotografía en sí, “que en este caso no va a ningún
lado”. Lo más interesante es encontrar a nuestro alrededor, matices que merece
la pena capturar de una u otra manera.
Si
esto mismo lo aplicáramos a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana;
cuando caminas, vas en coche o en el metro o estás de compras en el mercado…
nos enriqueceríamos mucho más, porque lo que estamos haciendo en realidad es
escuchar con los ojos.